La infraestructura ciclista, incluyendo ciclovías y ciclocarriles, debe implementarse junto al carril de baja velocidad, es decir, por la derecha. ¿La razón? Disminuir los riesgos cuando los ciclistas se incorporan a una vialidad, particularmente en las intersecciones con otras calles. En los carriles de la derecha ocurre el ascenso y el descenso de los pasajeros del transporte público (colectivo o individual, es decir de los taxis) y los automotores se estacionan o ingresan a las cocheras, por lo tanto lo hacen a velocidades más bajas. La bicicleta es un vehículo de baja velocidad, ya que alcanza en promedio los 15 km/hr . Por ser un vehículo tiene derecho a circular en las calles ocupando un carril completo si éste es muy angosto.
Ubicar la infraestructura ciclista en los carriles de la izquierda nos expone al riesgo de ser atropellados por la velocidad a la que circulan ahí los automotores, de manera que el entrar o salir de esas ciclovías representa un gran peligro para el ciclista urbano. Un ejemplo de este error ocurrió en el ciclocarril de la costera en Boca del Río, Veracruz, en donde, debido a la cantidad de accidentes (ciclistas atropellados), se encuentra en desuso.
Además del sentido común, se trata de una norma internacional que se encuentra en «Ciclociudades», el Manual holandés traducido al español y adaptado al contexto mexicano por el ITDP (Instituto para las políticas del Transporte y el Desarrollo, por sus siglas en inglés):
Fuente: ITDP/I-CE (2011) "Ciclociudades“, Tomo IV: 109 México. ITDP.