
¿Sabías que nuestras decisiones de movilidad también consumen miles de litros de agua?
Por Juan Carlos Bravo
Consejero de Saca la Bici A.C.
En tiempos donde la crisis hídrica se intensifica en nuestras ciudades, es urgente mirar más allá del uso doméstico del agua. ¿Sabías que nuestras decisiones de movilidad también consumen miles de litros de agua? Optar por la bicicleta frente al automóvil no solo reduce emisiones y tráfico: también ahorra agua.
Aunque la mayoría piensa en regaderas o lavadoras cuando hablamos de ahorrar agua, nuestros hábitos de movilidad también tienen un impacto invisible y gigantesco.
Usar el coche implica un consumo de agua mucho mayor del que imaginas. En cambio, moverte en bicicleta es una de las decisiones más poderosas para cuidar este recurso vital.
¿Cuánta agua consume tu forma de moverte?
Concepto | Automóvil (sedán) | Bicicleta urbana |
---|---|---|
Fabricación | ~150,000 litros | ~5,000 litros |
Agua para gasolina | ~9,500 L por cada 1,000 L de gasolina (≈ 9.5 L por litro) | No aplica |
Aceite y lubricantes | ~10–20 L por cambio de aceite (3-4 al año) | ~1 L anual |
Llantas y refacciones | 8,000–10,000 L en promedio por juego de llantas | ~300 L por llanta |
Lavado anual | 2,000–5,000 L | <100 L |
Total estimado en 10 años | >200,000 litros | ~6,000 litros |
Fuentes: UNESCO, USGS, Pacific Institute, National Geographic, Water Footprint Network.
Un solo litro de gasolina requiere casi 10 litros de agua para ser producido (extracción, refinamiento y transporte).
Más bicis, menos sed urbana
Impulsar la movilidad ciclista también ayuda a:
- Reducir el lavado de autos, que consume entre 200 y 500 litros por servicio.
- Disminuir la demanda energética, ya que generar electricidad también requiere grandes volúmenes de agua.
- Liberar presión sobre sistemas de captación y tratamiento de agua, al reducir el impacto industrial del sector automotriz.
- Menos dependencia de refacciones y aceites contaminantes, menor demanda de petróleo, refinación y transporte.
- Menor presión sobre acuíferos y cuencas utilizadas por la industria energética.
Caso ejemplar: Portland, EE.UU.
Esta ciudad ha promovido políticas activas de movilidad ciclista y gestión del agua. Además de contar con una red extensa de ciclovías, ha incluido criterios hídricos en su evaluación de movilidad. El resultado: menos autos, menos emisiones y menor huella hídrica por habitante.
¿Qué pueden hacer los gobiernos?
- Municipios: Impulsar campañas de movilidad ciclista como parte de su estrategia hídrica y climática.
- Estados: Establecer incentivos fiscales para vehículos de bajo impacto hídrico, como bicicletas.
- Federación: Incluir el criterio de huella hídrica en los planes nacionales de transporte sostenible.

¿Y si no lo hacen?
El agua será uno de los recursos más disputados en los próximos años. Las ciudades deben anticiparse. Con o sin estas políticas, la gente buscará moverse en bicicleta, por economía, salud y eficiencia. Las autoridades deben planear, prever y potenciar estos beneficios, no ignorarlos
La bicicleta no solo ahorra energía y espacio. También ahorra agua. En un país donde la sequía ya amenaza a millones, cada litro cuenta. Elegir la bicicleta es un acto de movilidad… y también de responsabilidad hídrica.