El gran reto de movilizar de manera segura al contingente recae en los Chalecos Amarillos, un grupo de voluntarios que asume la seguridad dirigiendo y acompañando al contingente, cerrando las calles al tránsito vehícular e instruyendo a ciclistas y automovilistas en los trayectos. Los Chalecos Amarillos planean las rutas con anticipación sobre la base de aumentar el grado de dificultad (definidas por las pendientes y las distancias) en cada miércoles, esto es, el primero de cada mes se diseña con nivel 1, y este nivel aumenta en cada recorrido, por lo que el último miércoles de cada mes el nivel es máximo. La planificación incluye el diseño en gabinete y el trabajo de campo un día antes de la actividad a fin de verificar y ajustar la ruta en caso de ser necesario.

Por seguridad, al inicio del contingente pedalean los niños con sus papás y lo cierra la «Barredora«, una camioneta que brinda auxilio, fuera del primer cuadro de la ciudad, en caso de percance mecánico o problemas médicos. La Barredora es posible gracias a uno de nuestros voluntarios.